Armonía. La parte más compleja y bella del arte

30 Abr, 2021 | 0 Comentarios

Entrevista a Clara Méndez-Leite para Cinemanía

¿Qué os llevó a formar vuestra propia escuela de Interpretación hace ya más de tres años?

El proyecto de formar una escuela viene de lejos, desde el período de mi propia formación actoral. 

Empecé a trabajar en ello hace muchos años,  primero en el tipo de formación y líneas principales, eso me llevó a continuar la investigación en el campo corporal y después a desarrollar la FCA (Formación Corporal del Actor), como eje central al rededor del cual estructurar el resto de la formación.

 La Escuela surge cuando esta formación, después de años impartiéndola, tiene una solidez suficiente como para dar un paso más allá. En este momento Alberto se suma aportando su propia experiencia, conociendo el trabajo de la FCA y el proyecto global de formación y juntos decidimos que era el momento de embarcarnos en la apertura de la Escuela.

 

¿Qué es lo más importante para vosotros a la hora de formar a un actor?

Hay varias cosas que nos parecen fundamentales, y creemos que lo más importante es encontrar una manera en que todas ellas estén presentes, bien ensambladas y a favor de conseguir que al final de la formación los alumnos y alumnas salgan siendo los mejores actores y actrices que cada uno de ellos pueda ser, en esa etapa de su proceso, claro. 

Estas cosas son desarrollar el criterio artístico y cultivar el amor sano, delicado y profundo por el arte en general, y en concreto por el arte de la interpretación. 

El aprendizaje del cuidado, tanto del auto-cuidado en relación al desempeño de la profesión, como del cuidado de las compañeras y compañeros, y en este sentido el desarrollo de la empatía, que a su vez es imprescindible para poder entender a los personajes y en consecuencia para poder encarnarlos. 

Cultivar la cultura, llenar a esas personas de contenidos; de historias, en plural y de la historia, en singular;  para que pueda ser ella quien nos cuente, valga la redundancia, las historias. 

Y por su puesto, aprender, desarrollar, adquirir  y entrenar las destrezas de este arte. El imaginario, la expresión, la comunicación, la corporalidad y los recursos técnicos necesarios. 

 

Entre vuestros pilares señaláis que “el arte de la interpretación es juego y es técnica”. ¿Cómo lo combináis a la hora de enseñar?

No es tanto una combinación, sino más bien un cambio de paradigma respecto a la forma de entender estos conceptos que solemos tener las personas al llegar a etapa adulta. Se trata de volver a jugar con la seriedad con la que lo hacíamos en la infancia. Parece que al convertirnos en adultos dejamos de saber jugar de verdad. Actuar, play en ingles, es jugar. Jugar  a ser una persona que no soy, que vive unas circunstancias que no son las mías y que se encuentra en unos decorados en los que no estoy realmente. Esto lo hemos sabido hacer de niños muy bien todos, hemos sabido crear cada objeto y cada situación en nuestra imaginación para continuar el juego infantil, del mismo modo que hemos reaccionado  o nos hemos comportado de manera distinta a la habitual en nuestra persona para jugar un personaje. 

La dificultad aparece con la edad y aprendizaje de las convenciones sociales, y nos encontramos con que aquello tan sencillo y simple que hacíamos de forma natural en los primeros años de vida, posteriormente no es tan fácilmente ni natural. Y sobre todo hemos olvidado tomárnoslo en serio. Los adultos jugamos tomándonoslo a broma, hemos perdido la capacidad de arriesgar, de apostar por algo e ir con ello hasta el final en el ámbito del juego, de atrevernos a despegar y dejarnos ir en el vuelo de la imaginación.  

Esto que parece fácil, o algo trivial, suele ser de las cosas más complejas para los estudiantes de interpretación. La técnica nos ayuda a reprender a jugar en serio y a mantener ese vuelo durante el juego. 

 

¿Cómo conseguís generar un espacio de armonía y respeto en el que permitir a vuestros alumnos aprender?

Fomentándolo, dándole valor, espacio y tiempo para ello, contemplándolo como algo fundamental en todo el proceso de diseño de la formación y de ideología de la Escuela.  Desde el plan de estudios a las reuniones de equipo de la Escuela y a los claustros de profesores llegando a las aulas y tutorías. Y trabajando en equipo y comunicación constante con profesores, personal y dirección.

Como decía al principio, ponemos el desarrollo de la empatía y el aprendizaje del cuidado como conceptos principales de la formación. Porque como acabamos de ver, una de las cosas más difíciles es volver a aprender a arriesgar, y para atrevernos necesitamos sentirnos en un entorno seguro y respetuoso. La competitividad no hace más que destacar al más salvaje o fuerte, y destruir al vulnerable. Paradójicamente el vulnerable puede tener una sensibilidad extraordinaria o dotes genuinas para la actuación, que en un entorno hostil lo más probable es que no salgan a la luz,  o lo que es peor, que se escondan para sobrevivir y luego resulte mucho más difícil acceder a ellas. 

Me gusta que me preguntes por la armonía, no me lo suelen preguntar y para mí es la alquimia del arte. 

La formación corporal es otro de vuestros pilares, ¿pensáis que no es siempre tan tenido en cuenta en la formación o en la propia dirección de actores?

Cada formación es un mundo. Cada maestro, maestra y cada intérprete otro. El artista tiene que encontrar su propia forma de entrar en armonía durante el hecho artístico.

El secreto de la armonía de la formación que impartimos en la escuela está en la formación corporal y artística (FCA), y en otras disciplinas. 

Yo encontré la armonía de la actuación a través de esas herramientas y es por eso el pilar de la formación y lo que comparto con mis alumnos y alumnas. 

 

¿Se ha convertido la figura del coach actoral en un recurso cada vez más demandado en la profesión?

No sé si es más demandado. Empieza a ser más visible, pero aún falta mucho camino por andar. La figura del Coach ha sido un tabú, una figura que lleva años existiendo, trabajando y creando conjuntamente con actores y actrices en grandes interpretaciones.

¿Cómo habéis llevado este año azotado por la pandemia?

Surfeando las olas… En la Escuela hemos tratado de gestionar la pandemia apoyándonos en los pilares que creemos y promovemos, el cuidado y respeto. Por eso tenemos medidas muy estrictas, y hemos decidido darle absoluta prioridad a la seguridad y salud tanto del alumnado como de todas las personas, equipo y docentes que forman parte de la Escuela. 

La pandemia ha hecho estragos, tenemos muchos alumnos en situaciones verdaderamente críticas para continuar su formación.

Hemos ampliado las becas privadas y ayudas para dar soporte a esta situación a niveles insostenibles y aprovechamos para hacer un llamamiento a aquellos que se encuentren en disposición y deseo de hacer cualquier tipo de aportación para ayudar a estos alumnos a continuar su formación para lo que hemos abierto una opción de mecenazgo.

Por el otro lado tenemos la suerte de que el cuidado es algo que nuestro alumnado tiene muy incorporado y están remando a favor de sus grupos y del trabajo. La formación online no es comparable, y aún así hemos hecho grandes descubrimientos y trabajos preciosos que nunca hubiéramos hecho. La muestra del curso pasado fue un proyecto online en vivo, de una belleza extraordinaria y con un compromiso actoral verdaderamente sorprendente. Este curso seguimos tratando de aprender de esta situación y aprovechar lo que la vida nos pone delante.